Cada mañana llamo a Neruda, a ver que me cuenta. Busco el origen de la tiranía en sus versos. Y el lugar del amor en este mundo. No me cuenta nada Neruda, solo me enseña la casa negra. Del blanco han sacado los colores de todo. Al azul llamaban hombre, al rosa decían mujer. Hoy hablan violeta por todas las esquinas. Yo también soy violeta, por si no lo sabías. Estoy aquí y ahí estas Pablo. Cuéntame de tu tiempo, cuéntanos del rojo. Rojo sangre, corazón de mi pecho. Rojo dolor, emoción de mi cuerpo. ¿Rojo tú o rojo yo? Somos todos rojos dentro. No hay sangre azul, ni venas verdes El negro es mi color. Así escribías tus poemas. Así mi historia cuento con hojas. Así mi vida hace la diferencia. Negro de mis letras, libertad de mis ideas. Negro de mis versos, autonomía de mi espíritu. Negro de mi piel, seguridad de mi voluntad belleza de mi cuerpo, único en el mundo. Suelta la cuerda Neruda aquí nadie te escuchará. Solo leen tu canción desesperada con desesperación. Yo a veces, pero hoy un poco menos. Desesperación de mi voz negada, desesperación de mi alma alienada. Desesperación de mi encarcelamiento, desesperación por mis versos. Desesperación, desesperación. Necesito más que una canción, para contar la desesperación. Pero tranquila estas ahí sin problemas. Mejor estar ahí que aquí desesperado. La magia de la muerte, el silencio del Seol El infierno del inframundo y tú el Pablo de mis llantos. O Pablo si pudieras ver el mundo hoy. No sé qué escribirías, no poemas de amor, no. Te aseguro, el amor ya no existe. Se encarcelan a la libertad y se niegan a la verdad. En el nombre de la justicia y la equidad, nos destruyen, nos roban y nos matan. Tus canciones de amor me deleitaban el corazón. Hoy me golpean los eslóganes y las mentiras. Recuerdo tus días aquí y tus letras ahí. ¿Y nosotros a dónde?